Serranas: ¿Qué es este cante flamenco?

Las serranas del flamenco son un tipo de cante de ambiente campesino, cuyos temas aluden principalmente a la sierra, siendo los protagonistas los pastores, los contrabandistas, los bandoleros y los arrieros. De ahí su nombre, que hace referencia a la sierra andaluza, orientándose concretamente a la Serranía de Ronda.

Un cante que, a mediados del siglo XIX, gozó de una gran popularidad, muy presente en los repertorios de los cantaores que actuaban en los tablaos de los teatros. Pero actualmente se encuentra cada vez más en desuso debido al encorsetamiento que establece su estructura melódica.

¿Qué es serrana del flamenco?

La serrana del flamenco es un estilo flamenco con copla de cuatro versos de rima par, el primero y el tercero compuestos por siete sílabas, y el segundo y el cuarto por cinco sílabas. Complementada por un terceto donde riman los versos impares, mientras que el segundo queda libre.

Se define como un cante melodioso, valiente de frases extensas y solemnes que requiere de potentes habilidades por parte de sus cantaores para ser interpretado. Además de ser necesaria una voz armoniosa para poder templar los tercios y alargar lo necesario.

¿Cuál es el origen del cante flamenco de la serrana?

El cante flamenco por serranas parece haber derivado de una canción popular andaluza, probablemente carente de compás, que se aflamencó a mediados del siglo XIX. No obstante, en el siglo XVI ya existía una canción lírica conocida como serranilla que parece tener una composición literaria muy similar a la serrana. La mayor parte de los autores coinciden en que la melodía contiene aires de caña, se seguiriya y sobre todo de liviana.

Algunos autores consideran que este género está muy relacionado con los gitanos contrabandistas, que en el siglo XIX eran conocidos como serranos. Sin embargo, hay quienes creen que se derivan de las seguidillas sevillanas y manchegas y otros afirman que la liviana, la calesera y la serrana, en algún momento, fueron el mismo género. Incluso hay autores que insisten en que se trata de un cante de ámbito cordobés, pero que pudo tener su origen en cualquier de las sierras andaluzas.

En cualquier caso, lo cierto es que Silverio Franconetti es considerado como el primer promotor de las serranas, quien implantó la tendencia de cantarlas precedidas de las livianas y rematadas con las seguiriyas de cambio. Pero también destacan grandes cantaores como Villalta, Gallardo el de Morón, Fernando el Herrero, Don Antonio Chacón, Antonio RENGEL Y Antonio Silva “El Portugués”.

Características de las serranas

Algunas de las características que mejor identifican a las serranas son las siguientes:

Compás

El compás de las serranas es el mismo que el de las seguiriyas, lo que nos hace pensar que, dada la antigüedad de las serranas, probablemente, la seguiriya adoptó el aire rítmico de las serranas y no al contrario.

Aunque ambos estilos son muy similares en el toque, en la serrana hay una tendencia a tañer a un paso más tranquilo que en las seguiriyas. Pero también podría considerarse que las livianas y serranas primitivas se realizaran sobre un compás abandolao, como el de los fandangos de la parte oriental de Andalucía, y que finalmente tomaron el estilo de las seguiriyas para lograr una mayor enjundia flamenca.

Letras

Las coplas son de seguidilla y, principalmente la liviana, se canta sobre una copla completa de la misma manera, compuesta por unos primeros cuatro versos de rima par, el primero y el tercero de siete sílabas, y el segundo y el cuarto de cinco sílabas. A estos, se les añade un terceto (macho), con versos impares de cinco sílabas y el segundo de siete sílabas. La misma métrica que las seguidillas castellanas. 

Tonalidad

Del mismo modo que el resto de las seguiriyas, las serranas toman el modo flamenco y se acompañan en tono de Mi (por arriba), distinguiéndose de esta forma del resto de seguiriyas que suelen acompañarse en la posición de La (por medio).

En definitiva, la serrana es una especie de caña-polo que asume el compás de la seguiriya. Un cante de tono lírico y amplitud sonora que se aflamencó a mediados del siglo XIX y que está considerado como el palo más ilustrativo del nacimiento del flamenco. Un canto valiente, potente y profundo, con mucha pasión y determinación, excepcionalmente pegadizo y melodioso.